martes, 24 de febrero de 2009

CARNAVALES-AÑOS 60- "EL PATAGENO"
























"EL PATAGENO"

"El Patageno" es el único acto que perdura aún,de aquellos famosos carnavales de antaño.
"Los ensabanaos"quedaron ya hace mucho tiempo atrás y el vestirse de "señorito" y el llegar al pueblo en automóvil, son bromas que algún que otro bien se la han pegado; aunque el tirar la harina, por desgracia sí es actualidad. Pero...estamos en Carnavales y ¡qué le vamos a hacer!
"Que venga harina y sobre mucha es lo que hace falta! pues claro que sí, hombre...
"El Patageno" es el torero albercano por excelencia, valiente como ningún otro; claro que, el torito es de esos de mentirilla, ya que él apenas se puede mover (pese a su denominación de engendrador de patas).
El día comienza tomando El limón, ese típico desayuno albercano que te da fuerzas para estar bien repuesto para toda la mañana; el rumor comienza a recorrer las calles del pueblo. "Quisca vamos pa la praza que ya va a salir el patageno" En las tabernas del Pelujo, del Colorao, se hacen corrillos, se bebe aguardiente y empiezan las primeras carrerillas.. ¡qué viene el toro!; los silbidos acompañan al griterío de la gente,... Lo mejor es meterse debajo de los soportales, entre las columnas,... Y corre la pólvora,...
De" patageno" suele hacer casi siempre algún castizo y bomista mozalvete que no le importa verse rellenado de paja y heno de arriba a abajo. Entre trago y trago -corre la bota-, la comparsa de amigos le ayudan a vestirse de sacos y enhebrarle guitas por todo el cuerpo.
"¡Hay que llevarle a la "praza"! ¡madre la que se va armar! ¡Juani que lo sacan por la Balsá!
¡Qué no, que van a dar la vuelta por el Barrinuevo!" El griterío y las carreras ya se extienden por todo el pueblo.
El"patageno" con sus torpes movimientos se las ve y las desea para subirse al pequeño asnillo que le han preparado. Al final desiste y prefiere ir andando.
Un toro- humano que porta una horca de tres afilados cuernos de madera pasa espantando la multitud, encaramándose con un grupo que no deja de citarle. Siembra el pánico y el griterío entre niños y mujeres. Cuando ve al "patageno allá va el torito como una flecha a por él. El "patageno" corre, huye el asnillo y el cuerno clava. El "patageno" da tres pases naturales con mucha "postura" y rueda por el suelo, se destripa la paja.
Pero hay que ayudarle a levantar y lograr mantenerle en pie. Mientras tanto el torito-humano sale en busca de algunos espectadores. Un espontáneo le da media docena de pases con un saco de harina de muleta y levanta una gran ovación. Cunde el pánico y se originan vistosas carreras de un lado a otro de la plaza. ¡Esto sin duda que es más emocionante que los sanfermines!
El "patageno" a fuerza de cornadas, pases de pecho, caídas y revolcones termina "estripándose" de tal modo que con él acaba la función taurina. Algún que otro espectador las pasa canutas con los ataques de risa que no puede soportar...
No obstante la fiesta continua con carreras de algún medio atrevido "ensabanao" que enseguida tiene que descubrir la cara; el torito humano termina rendido y al asnillo juguetón hay que subirlo en brazos o como sea las quince o veinte escaleras que tiene el salón de Gabi. Sacan al asnillo al balcón del salón y la multitud le recibe con vítores y aplausos. La fiesta no hace más que empezar... Toca el tamboril en la plaza, se baila suelto, corren los petardos por el suelo, se tira harina y la plaza de La Alberca ofrece un espectáculo que es digno de retratar ( pero es una fiesta tan del lugar que no compredería ningún turista si no está intimamente unido a las costumbres y tradiciones del pueblo.)

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