lunes, 29 de junio de 2009

RINCONES DE LA ALBERCA (V I I )La mortecina bombilla- Pop- art- Collages














































RINCONES DE LA ALBERCA (V I I ) La mortecina bombilla

Luces. Sombras. Y vivísimos claroscuros. Entrantes de luna llena que ofrecían misteriosos cuadros costumbristas. Apenas se abría un portón y surgían resplandores blanquecinos de un candil de carburo, de un foco luminoso que descubría las faenas de cuidado y cría de ganados.

Si se escuchaba el bajar por unas escaleras, aparecía alguien al instante que se acompañaba con un farol de variedad de colores. Mientras que en lo alto de una esquina una mortecina bombilla animaba el vuelo juguetón de insectos y mariposillas

La salida había sido para llamar al señor Cura que acompañado de un monaguillo y el toque misterioso de una campanilla va a dar la extremaunción a una de las personas de nuestro entrañable rincón. En un momento los hombres se han puesto sus amplias capas negras y las mujeres sus largos mantones con los que cubren también la cabeza., con cirios encendidos permanecen a ambos lados de la calle susurrando la oración. Un fuerte olor a cera se extiende por todo el ambiente y en silencio, en profundo silencio, permanecerá el rincón hasta que salte el largo toque de las campanas.
Y siguiendo recordando otro rincón, un poquito más abajo de la Calle del Tablado nos viene a la memoria la señora Cantora, su marido Félix ¡qué buen cazador!, su hijo José que nunca faltaba en las danzas y la Tía Minica con la alegría de su hijo Pedro, que en la Loa, en las comedias o en los actos de la iglesia sabía bien entregarse. Es preciso mencionar a la Señora Miníca encantaba a los niños con la gran cantidad de historias y cuentos que se sabía y si había que ponerse a cantar, o tocar con una llave una sartén lo hacía como pocos del lugar.

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