viernes, 11 de junio de 2010

POR LA ESPAÑA DESCONOCIDA -I-
























































POR LA ESPAÑA DESCONOCIDA-I-
A quienes manejan con soltura Internet les invitamos a que conozcan a través de Google estas páginas de M R Blanco Belmonte Por La España Desconocida y si pueden y tienen ocasión adquieran el libro . Son: Notas de una excursión a La Alberca. Las Hurdes. Batuecas y Peña de Francia en el año 1911, con fotos de Venancio Gombau. Como estos libros disponen de una vista previa restringida hay unas páginas que el propietario ofrece en Google respetando los derechos de autor que pueden ser vistas y por su extraordinario interés mostramos algunas fotos y comentarios. Merece la pena tener tal libro si es que ya no está agotado.
Veamos lo que dice de las fiestas de la Alberca hablando del
OFERTORIO
“ Procesionalmente, precedida de estandartes, rodeada por el Cabildo municipal, asistida por los cofrades, seguida por compacto gentío, saludada por vítores, anunciada por músicas y llevada en hombros por fornidos mozos, hizo su entrada triunfal la imagen de la Virgen Santísima, ostentando rico manto azul.
La efigie quedó depositada en el frente de la plaza; el pueblo alineóse , dejando despejado buen trecho, y entonces, de dos en dos, por orden riguroso de categorías, fueron llegando mayordomas y regidores a prosternarse ante la Madre del Redentor y a depositar a los pies del célico trasunto la ofrenda destinada al culto.
De vez en cuando, docenas de cohetes estallaban en honor de la Patrona; luego volvía a imponerse el silencio.
Y en la compostura de las mayordomas, vistosamente vestidas; y en la gravedad de los regidores, envueltos en gruesas y holgadas capas; y en la actitud de los millares de personas asomadas a los balcones, enlucidos con colgaduras, o agrupadas bajo los pórticos, había algo tan respetuoso como tierno: algo que era un poema, rimado al unísono por los corazones”.
LAS RELACIONES
Antes de ver lo que nos dice Blanco Belmonte, queremos recordar a Manolín, la última persona que hemos visto relatar emocionantes versos dedicados a la Virgen de la Asunción, con su particular énfasis y acento local, que arrancaban vítores y aplausos por parte de sus paisanos.
“Formando brillante nota de color, avanzaron hasta el centro de la plaza ocho muchachitos con trajes de serranos y capitaneados por un vejete. Doblaron la rodilla ante la Virgen, y el Capitán,, en un romance más sentido que bien rimado, saludó a la Señora y expuso el programa del acto. A continuación, los rapazuelos declamaron romances, pintando la situación de sus familias, impetrando auxilio para sus necesidades y terminando con la deprecación:
“Reina y Señora bendita, /Madre de todo este pueblo.
Danos ogaño cosecha / y llévanos hasta el Cielo”.
En la relación de uno de los niños, hubo una nota de intensa emoción. El pequeñuelo evocó el recuerdo de su padre ausente, de su padre expatriado para ganar el pan en tierra americana, como trabajador en las obras del Canal de Panamá y pidió a la Patrona que amparase a los obreros albercanos que en Panamá luchaban por la vida- más de un centenar de hombres en un pueblo de dos mil almas- y que los volviese a sus hogares.
La voz del chiquitín temblaba y tenía dejos de angustia. Un sollozo mal reprimido llenó la Plaza, y el llanto corrió por las mejillas de las viudas de vivos, de los huérfanos con padre que hallaban en aquella criaturita un intérprete de sus amarguras.
Luego, los muchachitos dieron comienzo a sus graciosas y complicadas danzas, acompasándose a los golpes del tamboril y haciendo chocar, con arte de esgrimidores, unos palitroques que imitaban en cierto modo el repiqueteo de las castañuelas”



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