sábado, 5 de marzo de 2011

PIEDRAS. PIEDRAS.PIEDRAS






PIEDRAS. PIEDRAS. PIEDRAS
Te acuerdas de aquella voz, aquel fuerte vozarrón, que cuando íbamos por el campo se oía con gran fuerza y de pronto nos hacía temblar: ¡¡Barreno!! ¡¡¡Barreno vaaa!! Se escuchaba el toque de la bocina. Y nosotros nos escondíamos o salíamos corriendo, hasta que pasada la explosión ya podíamos seguir nuestro camino.
Piedras. Piedras. Piedras
La curiosidad, tiempo después de haber pasado la explosión, nos guiaba a acercarnos a la cantera. Veíamos los bloques de piedras partidos en lanchas y en una gran peña el largo agujero por donde había entrado la dinamita.
Después, los serones cargados las llevaban al pueblo. Mientras, el carro de bueyes se las veía y deseaba para salir de un atascadero del estrecho camino; su hábil conductor con una larga vara picaba y picaba a los bueyes. A veces tenían que acudir tres o cuatro hombres a sacarle de un hoyo del inoportuno camino. Pero los nobles animales tiraban y tiraban, hoy con grandes lanchas de piedra, mañana con trozas de castaños o nogales que habían de trasladar a otro lugar. Y siempre, trabajando al servicio del hombre. Dios les tenga en la gloria, se lo merecen.
Piedras. Piedras. Piedras.
El bullicio de la calle era casi de día festivo. Pero no, son los niños que juegan, el aguacil que echa un bando, un camión de paja que no pasa por la esquina y el continuo repiqueteo de una obra cercana. Aquí, ya no se oye ni la bocina de aviso de la explosión ni el :¡Barrenooo! ¡Barreno vaaa! El ruido a veces si llega pero como un cohete perdido.
En la esquina de la calle de la casa que de nuevo se está reconstruyendo los Tuninos se afanan devastando y puliendo las rocas; piedras que al fuerte golpetear del mazo, del cincel y del martillo arrancan pequeñas piedrecitas y llamativas chispas que contentan a los niños. Pican las lanchas con auténtica maestría, sobre todo aquellas que van a colocar en la puerta principal o a ambos lados de la cuadra. La inscripción será sencilla, la fecha de la construcción y el Ave María En otros tiempos tuvieron que grabar en los dinteles símbolos, escudos de órdenes religiosas y de la Inquisición que por aquí también estuvo haciendo “oficios”. Los dueños de estos grandes caserones querían realzar su carácter cristiano hacia el exterior. No es pueblo de llamativas columnas o capiteles labrados, sino de soportales con columnas sencillas y grandes lanchas bien picadas con dinteles que descansan sobre ellas y con sus correspondientes grabaciones, sencillas, naturales. Y siempre…
Piedras. Piedras .Piedras.
Estamos en la parte de debajo de la típica casa albercana donde predomina la roca y el granito, son los cimientos donde va a descansar la viga madre. De allí para arriba va a partir otro tipo de construcción, el entramado de madera, que contrasta fuertemente con la parte de abajo, donde se distribuyen la cuadra, la bodega y pequeños apartados para guardar los diferentes ganados.
Al anochecer en la cuadra se colgará de un poste un farol o un candil,(si hay bombilla eléctrica mejor), para hacer todas las faenas que requieren los animales, echando comidas en sus pilas o lugares señalados a las cabras, ovejas, al burro, a la vaca, al cerdo gruñón,.. Mas de pronto se oye: “ ¡Pecha bien la puerta, no se vayan a escapar! Que si no a luego, ya sabes…y más siendo de noche. Y si la tranca no anda bien ponle detrás el pedrusco que tiene al lado---“
Piedras. Piedras. Piedras
Piedras de la Canalita.
De la Dehesa. Del Pontón.
Los Regajos. La Alcohonera.
De la Llaná. El Espolón.
De la Peña Carbonera.
Piedras. Piedras. Piedras
¿Las ves?... En un paredón.
Un portillo. Una escalera.
Piedras. Rocas. Cantos. Piedras.
Base de su construcción.
(Se hermanarán con las vigas,
Entramados de madera
Y el horizontal tablón.
Y harán buenísimas migas
Con uno y otro caserón.)

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