domingo, 24 de marzo de 2013

SABORES DE LA SEMANA SANTA ALBERCANA-I-



SABORES DE LA SEMANA SANTA ALBERCANA –I-

 En las grandes conmemoraciones la tradición siempre vuelve. Revive. Basta que un grupo de personas sienta su inquietud para que en momentos determinados siga aflorando casi lo mismo que era antes.
 El antes siempre es cambiable, la esencia es lo que interesa y permanece.
A veces, también se nota en determinados detalles que son peculiares de la localidad.
Cuando allá por los años sesenta, la televisión belga vino a La Alberca a grabar, bien en la calle del Tablado y en otras plazas, rincones e Iglesia, nuestra Semana Santa; no extrañaba que hubieran elegido este lugar de los muchos e interesantes que por estas fechas hay en España.
Bien es verdad, que el escenario no permanece inmutable y el grupo de hombres y mujeres que rodeaban las imágenes no muestran idéntica vestimenta y naturales formas del vivir de aquella época. Pero basta fijarse en determinados actos, momentos y caracteres para que se note su peculiar sabor.
Hombres con capas y hachones de cera, que caminan como si fueran cardenales, desfilando por el Vaticano (como muy bien diría Andrés Pérez Cardenal), caminan con paso quedo, especial recogimiento, devoción y solemnidad en perfecta procesión delante de sus imágenes (porque detrás está reservado para las mujeres). Recuerdan escenas y estampas de aquellos viejos castellanos que parecen sacados de los cuadros de Solana, Sorolla, Ismael Blat y extraordinarios retratos de Ortiz de Echagüe.
A quien le guste ver esas estampas en vivo, incomparables en el tiempo, de nuestra España medieval, no deje de visitar esos días tan característicos de La Alberca.
El silencio y el recogimiento de esta zona de España contrasta enormemente con el bullicio de tambores, trompetas, capirotes, túnicas y devotos descalzos de las grandes ciudades; aquí el sentimiento seguro que te va a sobrecoger.
Se vive la España profunda y aunque muchos de sus naturales vivan fuera y regresen esos días, nada más pisar el pueblo retoman, vuelven a ser los mismos que eran antes de salir; con las mismas características y sentimientos que tuvieron sus padres, abuelos y antepasados sin apenas moverse de la localidad.

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