lunes, 3 de marzo de 2014

FIGURAS SIMBÓLICAS:EL PATAHENO, PEROPALO, EL HOMBRE DE MUSGO,...

FIGURAS SIMBÓLICAS:
EL PATAHENO / PEROPALO / EL HOMBRE DE MUSGO,...
La figura del Pataheno  albercano no puede pasar desapercibida dentro del ámbito carnavalesco hispano.
 Es una representación burlesca de una improvisada de corrida de toros. Que posiblemente venga de la suelta de alguna vaquilla carnavalesca para ambientar y divertir la Plaza convertida en momentáneo coso taurino..
El pataheno, hombre relleno a base de sacos de heno y paja, es una figura ridícula, chocante, grotesca, torpe en movimientos, que quizás lo que intentara es pasar desapercibido, hasta que la vaquilla asustada por el extraño bulto le corneara y viera en él una buena ración de heno y paja para darse un festin.
Pero al no ser la vaquilla carnívora y descubrir el engaño terminaría, propinándole una buena paliza para que el intruso perdiera si es posible  los pantalones y sus paisanos se desternillaran viéndole en cueros.
Hoy la vaquilla se ha transformado en un hombre-toro con horca en vez de cuernos, (móvil y “gepeese”oculto) y no muy buenas intenciones...
El Pataheno precisa también su representación muñequeril y su monumento en algún adecuado rincón como en Villanueva de la Vera lo tiene su famoso Peropalo; en Bejar el Hombre de musgo; Marquitos de Zalduendo u otras figuras del País Vasco con sus ritos de la España mágica.
En La Alberca también existió la costumbre de hacer un muñeco de paja que representaba a Judas Iscariote y se le ahorcaba desde lo alto del campanario de la Torre.
Si al Peropalo desde su confección a su muerte se le festeja. El Pataheno albercano es un ser vivo que divierte pero quizás le hace falta que después de su “buena faena”, dé la vuelta al ruedo a hombros  de sus paisanos, con los trofeos, si  en verdad se los merece..
Y que para quedar bien con el personal asistente que regale un nuevo mozo toro o sobrero a la concurrencia.
En cuanto al Judas Iscariote que se ahorcaba de la torre, antes de terminar a base de peleas o patadas limpias como hacíamos en nuestra niñez o que contaminara de paja el Río de la Puente,   la quema del mismo junto a la figura noble de piedra del cerdito de San Antón mostraría a este las bondades mágicas de purificación del fuego, para con los marranos, gurrinos, cerdos y mil nombres más.
Y metidos en matracas. ¡Cuánto se añora este simpático artilugio que sustituía a las campanas en días de Semana Santa! Goyo Mañanita las hacía en pequeño divinamente.
Falta “monis”, que se salga de la crisis, y se haga una nueva matraca de mayores dimensiones. Que se oiga bien en los alrededores, para dar la matraca en esos días y dejar descansar las cantarinas voces de unas campanas que no conocen descanso en todo el año.  Después llegará el hornazo, el pendón, el día del trago y el Judas de “cocholate” con la soga al cuello desde lo alto de la torre y que ya está ideando Mary Luz para endulzar   estos festejos, ya que cada uno se merece su distintivo especial.










































































No hay comentarios: