miércoles, 30 de julio de 2014

GOLONDRINAS


















GOLONDRINAS
El pueblo tan pueblo pueblo, como es La Alberca. Pierde poco a poco el censo de animales que vivían tan cerca del hombre, en sus cuadras y cortinales.
Ya no se ven gallinas por las calles, ni burros, ni cabras, ni ovejas, ni vacas,… Ni los mozos salen con sus caballerías corriendo por sus calles como cuando iban a soltarlas al campo al grito de: ¡Daile,en juro!¡Mucho, cartucho!, ¡Leña! ¡Fuego…!
Hoy esos animales, en menor número, están en sus huertas y campos.
Hay unas aves que se niegan a salir de sus calles y plazuelas. Son las golondrinas.
Pasas  por la Calle del Tablado y en la misma casa del Señor Román, alcalde albercano que se distinguió por llevar siempre su típica vestimenta albercana, puedes ver estos animalitos de pecho blanco, alitas negras,  barbilla y garganta rojiza.
Seguirás viendo golondrinas por el Solano, por la Puente, por las Escuelas,..
Hacen sus nidos, mezclas de barro y pajas y en forma de tacitas, debajo de los aleros de los tejados. Se alimentan de insectos por lo cual son animales muy beneficiosos.
Las verás volar, especialmente al atardecer, de un lugar a otro de la calle, en vuelos rasantes que parecen jugar a pillar.
En el pueblo hay una leyenda piadosa que cuenta que las golondrinas aliviaron el sufrimiento de Cristo al quitarle las espinas cuando estaba en la Cruz. Las aves se mancharon con la sangre del Crucificado lo que explicaría el color rojo de su pecho.
De ahí que no sean cazadas y sus nidos respetados.
Puede que un niño se atreviera en otros tiempos, a fijar su puntería ante un gato callejero, o un perro mordedor, pero ante una golondrina existía el máximo respeto.



































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