miércoles, 25 de marzo de 2015

LA ALBERCA MONUMENTAL -I- PUEBLO TÍPICO-


























LA ALBERCA MONUMENTAL

TRES SORPRENDENTES ADJETIVOS
Las cosas, las personas, los objetos van especificados por su correspondientes  adjetivos. Si visitamos un pueblo, nada más conocerlo tratamos de definirlo, buscando el adjetivo o adjetivos más adecuados, que los diferencien de otras aldeas o lugares también conocidos.
A lo largo del tiempo, que vamos  a ir conociendo del siglo XX,  veremos como La Alberca, este singular pueblo de la Sierra de Francia ha ido pasando por adjetivos que iban definiendo su temporalidad.
                                   -I-PUEBLO TÍPICO
Según comienza y va pasando el siglo, el vocablo “típico” era el que más predominaba en un ambiente culto.
La Alberca era un pueblo” pueblo”; el “tan pueblo” como diría Unamuno donde su vida costumbres y tradiciones marchaban al unísono. El pulso de su latir diario lo marcaba su propio sostenimiento agrícola, ganadero, artesano, industrial, comercial,… Con un minifundismo muy particular. Casi todos los vecinos tenían su huerta, huerto o campo del que podrían vivir del mismo. Y los menos haciendo trabajos para los anteriores, o de carácter temporal.
Se diferenciaba de los demás pueblos salmantinos por su ubicación montañosa y el estar apartado de todos ellos y de la ciudad. Tenía, no obstante, gran similitud de vida y arquitectura con los demás pueblos cercanos – Mogarraz, Cepeda, San Martín,…-
Se diferenciaba respecto a los demás por el mayor número de habitantes y que había sabido conservar sus costumbres y tradiciones que venían de tiempo inmemorial, mejor que todos los demás.
Al ser de paso o salida hacia las Hurdes, región extremeña caracterizada por su aislamiento y gran atraso- escritores, pintores, cineastas,…- habían quedado “prendados” de su vida, costumbres y caserío, antes de adentrarse en la paupérrima región hurdana. Había sido una gran sorpresa encontrarse con un pueblo tan único, llamativo y típico.  Pronto surgió la denominación de Monumento Nacional.
Al principio, un poco extraña pues esa palabra no definía lo más valioso del pueblo,  su vida, carácter y costumbres. Parecía quedarse nada más en su aspecto externo, arquitectura, y caserío.














































































































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