domingo, 2 de agosto de 2015

ESPERANDO AL TORO- MOMENTOS DE AYER Y DE HOY-



ESPERANDO AL TORO
-Momentos de Ayer y de hoy-

LAS CAPEAS DE LOS AÑOS SESENTA
Días antes había tocado el esquilón –campana que en el día de Santiago anunciaba “toro” para las fiestas-.
La inquietud se extiende por todas las esquinas del pueblo, campos, proximidades y entorno. ¡Ojo que el toro en algunos momentos  y lugares se podía “aparecer”! Y así sucedía…
BARES Y TABERNAS
En las tabernas del Porru, de la Flora, de Marcos,… se bebía el mejor vino; denso, seco, encendido,... Con sabor a fiesta. El vaso, de grueso vidrio y ancha panza, dispuesto en círculo o en amigable metro, llega a la garganta, se taconea y se canta. Y si hay  apuesta  se baila  en torno al mismo.
El pueblo iba llenándose de forasteros, de gentes cercanas de Mogarraz, de Cepeda, de San Martín,…
El tamboril con filigranas de flauta toca en la Plaza “el rejete”. Un” ton-ton”  gracioso que es señal de toro y aviva el entusiasmo. Los mozos silban y chocan las manos  con el murmullo de toro-toro que siempre termina en un buen bombazo.
Y es aquí donde hierve la sangre serrana, el vaso llega si es preciso a hacer equilibrio en la frente; se ahogan las penas y no falta el clásico oportunista que da pases a un toro imaginario como mandan los mismísimos cánones.
Y allá, donde está el tamboril del Guinda “hay que echar un suelto como no lo ha echado nadie”, animando el ambiente esa colilla que quema pólvora hasta hartarse.
A BUSCAR EL TORO
Es la mañana del día 15, después de acabado el Ofertorio, grupos de mozos enjaezan sus caballerías y en camisa y pañuelo al cuello van a ir a  buscar al toro, mejor dicho a salir a su encuentro porque llega en capea. Los bronces parroquiales anunciarán al vecindario su pronta cercanía para que no anden por lugares peligrosos porque pese a ello el toro “se aparece” con mucha frecuencia. El bando del alguacil también dará el correspondiente comunicado.
Mientras tanto, se deberán tomar posiciones para ver pasar la capea, el paredón de la huerta familiar o la oquedad del castaño seco donde seguro no caben los cuernos y se puede “agatar” en peligroso momento a lo más alto.
LA LLEGADA
De tres a cinco de la tarde. Paso por el Puente Francia, Camino viejo del Casarito,..Y por el alto de  Las Eras al Prado Mellina. Es emocionante la llegada de jóvenes echando carreras con sus jacas y caballos, abriendo paso al magno cortejo que aviva la presencia los cencerros de los cabestros o respetables capeones. Gritos y silbidos para verlos encerrar en el mencionado y célebre Prado Mellina.
Y luego a bailar a la Plaza y en el momento menos esperado sortear el grupo de muchachos que llegan “que se ha escapao el toro”…Risas, miedo y carreras. Baile suelto y tamboril.
El ENCIERRO
Al día siguiente a las siete de la mañana se trae el toro al pueblo. Entra por  La calle de La Puente, La esquina del Tornero,.. Tan típico y espectacular como un pequeño San Fermín.
La Plaza Mayor cerrada con palos horizontales, viguetas y escaleras de madera contrasta con la de los pueblos cercanos que utilizan carros. Los mozos armados con palos y cayadas por si la ocasión manda, burlan y dirigen la entrada del ganado al corral del Callejón que está junto al teatro. Años posteriores “el toro” llegaba ya enjaulado.
EL “ESPEJO” PLAZA
En la tarde del día 16, momentos antes de la corrida el espectáculo en la Plaza es impresionante. Los mozos en hilera bailan “sueltos” en torno a alguna garrafa o botella de licor. Se paran, invitan y siguen bailando.
En la siguiente cinta cedida desinteresadamente por IVAN BELLO IVY,  que su padre grabó al Guinda, y que nosotros mostramos con el nombre de OTROS SUELTOS DEL GUINDA, podemos escuchar la música más característica de ese momento.
El despejo-plaza estaba a cargo de los” mozo-toros”  que con sus caballerías engalanadas deberían dar varias vueltas a desafiado galope.
EL ESPECTÁCULO
Consiste en llamar, correr y recortar al toro, que los maletillas de entonces y los toreros de hoy saben y deben compaginar con el singular y atrevido espectador del  momento.

Y aquí hay que hacer un alto para recordar la simpática figura torera de El Cuco, con su gorra visera y su capote torero tantos años ordenando  y sorteando carreras de muchachos atrevidos en peligrosos momentos de carreras. Porque el serrano es muy valiente pero no es torero pese a su locura por serlo.

AUDICIÓN:OTROS SUELTOS DEL GUINDA
POR LA GENTILEZA DE: IVAN BELLO IVY



















































































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