sábado, 20 de mayo de 2017

EN LAS LADERAS DEL MUNDO // DE NUESTRA SIERRA DE FRANCIA























EN LAS LADERAS DEL MUNDO
                               DE NUESTRA SIERRA DE FRANCIA

“Somos hijos de la naturaleza y nos debemos a ella en su reconocimiento y satisfacción”.Dentro de estas estupendas publicaciones fotográficas  de Rosa Gómez nos detenemos a contemplar esta imagen; primero en su conjunto. Después nos iremos parando, el instante necesario en cada zona al arbitrio de nuestra vista, curiosidad o especial atractivo.
Estemos donde  estemos, el ordenador nos traslada a su plena naturaleza, dejándonos mientras la contemplamos, embebidos en toda su plena realidad. Parece que la estamos tocando con la vista y sintiéndola con ella con todos nuestros sentidos.
Nos recuerda la famosa frase de don Miguel de Unamuno, “estos pueblos vistos desde lo alto parecen caber en un puño y allí abajo son todo un mundo”.
El huertecillo familiar, muy cercano a nosotros, se ve bien cuidado, vallado para su protección y del joven olivo. A la izquierda baja la ladera, luciendo amarillos y recogidas margaritas. En la pequeña explanada que se abre, un joven castaño de sombra tenue invita al descanso, a sentarse a leer.
Es en la ladera que sube, donde se asienta el caserío; se ve muy extendido y  modernizado; sin embargo, los paredones de huertos que se van acercando a él sufren las consecuencias del momento campesino.
Al fondo la carretera que se abre al abrigo de sus laderas y se  pierde en los vericuetos de las curvas de su paisaje, que bajan hacia Mogarraz.
Monforte y Mogarraz están tan unidos que la vista es quien más acerca su extraña separación.
Nos detenemos a contemplar la pequeña altura de su paisaje que limita el verde con el fuerte azul. ¿Quién no diría que esas montañas muestran  la desnudez de un delicado cuerpo femenino con una pequeña extensión arbórea a fondo? La imaginación lo dice, muestra y adivina por si alguien lo duda.
¡Qué pena, que en las laderas de este sugestivo mundo de la serranía de Francia, estos pueblecitos  tan recogidos y acogedores  tengan hoy tan poca actividad campesina y tan pocos niños! ¿Renacerán o serán simples museos de fines de semana que se van quedando solos, sin escuelas, sin  niños, sierras y campos abandonados, expuestos a las inclemencias del tiempo y del fuego  y sin  apenas  hoy ya de recuerdos de su vida campesina?






























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