martes, 15 de agosto de 2017

AL VUELO DE LAS CAMPANAS-I I I - LAS FIESTAS DEL PUEBLO SON.- - MAYORDOMOS Y MAYORDOMA-





























AL VUELO DE LAS CAMPANAS-I I I -
          LAS FIESTAS DEL PUEBLO SON.
        - MAYORDOMOS Y MAYORDOMA-
No entiendo –le dicen a Peromingo, que está en lo Alto de sus Peñas Tiritinas-, como en unas fiestas tan importantes, nombradas ya hace tiempo de  Interés Turístico nacional, no tenéis una esplendorosa y guapa reina de fiestas con su corte de lindas señoritas.
Expuestas en programa oficial de buenas amistades, como se hace en otras muchas localidades del solar hispano.
 Peromingo se queda pensativo y de pronto contesta:
No tenemos reina
Ni falta que nos hace
Tenemos mayordomos
Y eso bien nos place.

-¡Y es que es así como somos-

Ilustres son los señores
De tan ilustres señoras
Divina y humana, honores
y tal para cual valoras

Ya verás la mayordoma
La gran dignidad que ostenta
Cuando oigas que dicen:¡toma!
¡Por ella y su vestimenta!

Decir de Vistas ya es todo.
De un empaque señorial
Que hasta la Virgen, no hay modo
Que no diga; ¡Celestial!

La Virgen es mayordoma
De su propia y digna ofrenda
Y se lleva tal prebenda
En su ascenso cual paloma.

Mas, dice Peromingo. No veníamos aquí por los Caminos de la poesía, sino leyendo al distinguido literato salamantino Antonio García Boiza que escribía en El Adelanto de
1942, estos bellísimos párrafos
“Tres genuflexiones para llegar a la Virgen y otras tres para retirarse, sin dar la espalda a nuestra señora, entre un fragor de cohetes, bombas y ruedas, que los valientes mozos hacen explotar en sus manos. Pero este fulgurar de la pólvora se hace ensordecedor. Los mayordomos con sus cetros y largas capas, van en busca de nuevos oferentes.
Silencio, Atención. Asombro. Maravilla de maravillas.” ¡Qué solemnidad y qué grandeza!
Detrás de los mayordomos avanza una albercana con traje de Vistas, con un empaque, con un señorío, con una serenidad, que no logran perturbar ese concitarse de arriba, de abajo y de en medio, las ráfagas de luz, las explosiones de las bombas y las ruedas y los cohetes que escriben en el cielo albercano vítores de fuego y de humo.

DE PRONTO SE HACE UN SILENCIO EMOCIONANTE

Los mayordomos acompañan a una rica hembra enlutada, que acaba de perder a su marido, pero no deja la ofrenda a Nuestra Señora. ¿Pero qué gente son estas? Por un milagro y del arte de la tradición albercana, hoy, en la plaza el pueblo, se congregan damas y caballeros de la más alta sociedad; ellos parecen arrancados de los lienzos escurialenses de Coello, y ellas, como reinas de Sabá, en un besamanos cortesano.”

¡Alberca en el día de la Asunción!
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